GILGAMESH, O CÓMO SUPERAR A LA MUERTE


Gal Gomila

Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú?
La vida que persigues no 
hallarás.
Cuando los dioses crearon la humanidad,
la muerte 
para la humanidad apartaron,
reteniendo la vida en las propias 
manos.
Tú, Gilgamesh, llena tu vientre,
goza de día y de noche.

Cada día celebra una fiesta regocijada,
¡día y noche 
danza tú y juega!
Procura que tus vestidos sean 
flamantes,
tu cabeza lava; báñate en agua.
Atiende al 
pequeño que toma tu mano,
¡Que tu esposa se deleite en tu seno!
¡Pues ésa es la tarea de la 
humanidad!

Anónimo, Poema de Gilgamesh


Se comprende que la voluntad del hombre es la de superar a la muerte desde dos vertientes: la obra biológica (los hijos) o la obra creativa, en cualquiera de sus facetas. "El arte nos hará eternos", decía Salvador Dalí. Sin embargo, no siempre ha sido así; el héroe Gilgamesh deseaba ser inmortal, dejando atrás toda voluntad biológica o creativa. Quería semejarse a los dioses, a pesar de ser un hombre vulnerable y condenado a la finitud; una vida arraigada en las pasiones y a la imperfección mundana que le condenaba a vivir aceptando ese destino, como se extrae de este fragmento. De aquí que la epopeya de Gilgamesh sea uno de los escritos más importantes de la historia de la humanidad y considerado la génesis de la narración. Los críticos afirman que es la primera obra literaria que hace énfasis en la mortalidad humana frente a la inmortalidad de los dioses.

Y si hay vida más allá de la despedida, tal vez solo se halle en ese fruto trascendente del hombre, que a su vez le permite el sosiego en vida, y consuelo para superar su finitud. Entonces, y volviendo al poema, limitémonos a gozar de los placeres mundanos, recordando que no hay misión más elevada que ésa, si somos hombres.

El texto predilecto de los académicos es el libro de Andrew George (2003) The Babylonian Gilgamesh Epic: Introduction, Critical Edition and Cuneiform Texts.